Marco teórico. Historia del grafiti

Firma de Cornbread

Firma de CornBread - Fuente: Abarca 2010: 266

La historia del grafiti va vinculada al hombre moderno desde la prehistoria, con dibujos que superan los 35.000 años de antigüedad, pasando por los famosos grafitis descubiertos en Pompeya y Herculano o los firmados por los soldados franceses en la campaña napoleónica de Egipto hasta la actualidad, que se incluye en el llamado street art o arte urbano. No obstante, diversos investigadores parecen coincidir en que el grafiti, tal como lo entendemos hoy en día, nació en Filadelfia, EE.UU., en torno a 1966 cuando un joven comenzó a escribir su apodo (Cornbread) por su barrio, siendo imitado por numerosos adolescentes que dejaban igualmente estampados sus pseudónimos mediante tags. Nacía así el writing, la forma más básica del grafiti moderno, a la que luego se fueron añadiendo diversos elementos decorativos, tales como puntas de flecha y destellos. En poco tiempo, el movimiento se convirtió en una carrera para estampar el máximo número de firmas en los lugares más espectaculares, que dieran mayor visibilidad y que conllevaran la máxima dificultad para imprimirlos con el objeto de obtener así mayor popularidad. De esta forma, carteles de publicidad, vagones de metro, autobuses y camiones se convirtieron en los lienzos preferidos de los writers.

Esta práctica pronto se trasladó a Nueva York, ciudad que ya tenía en las bandas callejeras su inmediato antecedente[1], donde el fenómeno evolucionó a nivel cultural y estético a partir de 1968 con writers como Julio 204 y Taki 183[2], este último gran inspirador de miles de jóvenes.

Firma de Taki 183

Firma de Taki 183 en un metro de Nueva York - Fuente: evamena.com

 

Uno de los objetivos preferidos de los writers neoyorkinos fue el metro, soporte que les permitía difundir su firma por toda la ciudad gracias a su extensa red. Así, desde principios de los años 70, los metros de Nueva York estarían totalmente recubiertos interior y exteriormente por millones de firmas con gran diversidad de estilos y formatos, lo que hizo, junto a su popularización en los medios de comunicación, que el writing pasara a denominarse graffiti, formando parte inseparable de la imagen de la Gran Manzana[3].

Poco a poco los estilos se fueron depurando con nuevas tipografías como las Bubble Letters, las 3D, las Cartoon Style, las Shadow Letters, las Tumble Letters y las Blockletters, de forma que la estética comenzaba a primar sobre la cantidad, y eso a pesar de nuevos estilos como el Throw up o “pota” que buscaba una ejecución rápida con Bubble Letters perfiladas y con relleno sólido. En este aspecto destacó el writer In, quien alcanzó las 10.000 “potas”, hecho que algunos calificaron como “la muerte del grafiti”.

Throw up o pota

Throw up o “pota” - Fuente: fatcap.com

 

El grafiti pronto se convirtió en un fenómeno vinculado a la marginalidad y a la clandestinidad, pero también a fenómenos antisistema como el punk, movimiento cultural urbano que hunde sus raíces en Estados Unidos y en el Reino Unido y cuya esencia es el “irreflexivo espíritu contestatario adolescente”[4], un espíritu nihilista de izquierdas que extendería nuevas formas de comunicación y difusión basadas en el DIY (do it yourself o hazlo tú mismo) como plantillas, pegatinas (más ligadas al mundo del skate) y carteles caseros, técnicas que más tarde veremos adscritas al postgrafiti.

El punk englobaba toda una forma de vida basada en el DIY, desde la vestimenta hasta la música pasando por una ideología política y filosófica articulada en torno al individualismo, la crítica social, la rebeldía y los excesos de todo tipo, incluyendo el consumo de alcohol y drogas. Esta forma de vida tenía en el fanzine su máximo exponente de difusión cultural y artística de otras expresiones como el art punk [5].

La actitud provocativa del punk iba desde su estilismo, usando imperdibles en forma de pendiente, crestas de colores, ropas rasgadas o ratas vivas a modo de mascota, a la ocupación de viviendas abandonadas. Su ideología se expresaba a través de letras incendiarias de grupos musicales con gran repercusión internacional como los Sex Pistols, sin duda el grupo más icónico del movimiento punk con temas como God Save the Queen, una parodia del himno británico donde vemos esa actitud nihilista y crítica del punk que elevó a lema universal el “NO FUTURE” para manifestar la falta de oportunidades de la juventud:

God save the queen

The fascist regime

They made you a moron

A potential H bomb

God save the queen

She's not a human being

and There's no future

in England's dreaming

Don't be told what you want

Don't be told what you need

There's no future

No future

No future for you […]

Dios salve a la reina

El régimen fascista

Te han convertido en un idiota

una bomba de hidrógeno en potencia

Dios salve a la reina

Ella no es un ser humano

Y no hay futuro

en los sueños de Inglaterra

Que no te digan lo que quieres

Que no te digan lo que necesitas

No hay futuro

No hay futuro

No hay futuro para ti […]

 

Imagen promocional del sencillo God save the Queende los Sex Pistols

Imagen promocional del sencillo God save the Queen de los Sex Pistols - Fuente: offyatree.com.au

 

No future, de Banksy

No future, de Banksy - Fuente: Shove y Potter 2017: 57

 

 


			
			
			
			

Vídeo promocional de God save the Queen  

 

Grafiti y hip-hop

Grafiti y hip-hop han estado históricamente unidos

Fuente: Bates: 2014

 

Grafiti en París, mayo del 68

Grafiti de protesta en París, 1968 - Fuente: Abarca 2010: 240

Ya en la década de los 80 el grafiti cruza el Atlántico a través del hip-hop, movimiento cultural que sería recibido con los brazos abiertos en el viejo continente. Por esas fechas, en Europa el grafiti tenía un claro antecedente en las revueltas estudiantiles de mayo del 68 en París, con escrituras con una gran carga reivindicativa social y política. No obstante, el contenido del mensaje tenía mayor relevancia que la ejecución.

Al margen de la influencia que tuvo la cultura del hip-hop, especialmente a través del rap y del break dance, los viajes, el cine y las galerías de arte también contribuyeron a esta expansión al tiempo que la escena artística impregnaba el fenómeno con términos como graffiti art, aerosol art, outsider art, new wave art o postgraffiti, siendo considerado como una nueva forma de pop art y adscribiéndose al movimiento del street art o arte urbano que definiría Schwartzman en 1985[6].

Hoy en día el término arte urbano engloba toda aquella manifestación artística en el entorno urbano, ya se trate de grafiti, contrapublicidad, performances, esculturas y cualquier otra instalación en la vía pública de carácter efímero y clandestino, unas obras que parecen interactuar con el viandante y hacerle reflexionar. Como afirman Marc y Sara Schiller[7], los artistas urbanos “transmiten el concepto de que las imágenes y las ideas nacen para ser participativas, para manipularse y transferirse libremente por todo el planeta” aunque “muchas personas contemplan el arte urbano a través del prisma del vandalismo”. Se trata, pues, de un arte desinteresado, público y gratuito, alejado de los intereses comerciales de las galerías de arte, de los museos y de las colecciones privadas, si bien sus artistas son perseguidos por las instituciones y considerados vándalos por buena parte de la sociedad.



[1] El grafiti fue empleado por las bandas callejeras para marcar su territorio, como instrumento de disuasión hacia otras bandas que pretendieran ampliar su zona de influencia.

[2] Taki 183 fue un joven de Brooklyn cuya firma pudo alcanzar una gran difusión gracias a su trabajo como mensajero, empleo que le permitía una gran movilidad.

[3] Según Pérez Agustí y Rojas (2015: 23), esta proliferación desmedida hizo que las autoridades pusieran su punto de mira en los grafitis a partir de los años 80, cuando comenzó una persecución inédita de los writers por parte de la policía y se adoptaron medidas preventivas tales como alambradas, muros altos e incluso perros. Por otra parte, la publicación en los medios de comunicación de los costes que conllevaba la limpieza de los grafitis provocó una gran alarma social y con ella las medidas antigrafiti se endurecieron. Sin embargo, toda esta publicidad negativa y la consecuente indignación de una parte de la sociedad, provocó la notoriedad de los writers y sirvió de acicate a los jóvenes que deseaban esa popularidad tan fácil de conseguir.

[4] Abarca 2010: 49.

[5] Género musical y cultural que, si bien parte del movimiento punk, se caracteriza por la experimentación y la influencia de bandas como The Velvet Underground (grupo protegido de Andy Warhol), David Bowie, The Ramones o Talking Heads entre otros.

[6] Schwartzman, a lo largo de su Street art: The graffiti revolution (1985), establece la diferencia entre grafiti y street art en función del público al que se dirige la obra en cuestión. Así, el street art lo definía como actividad dirigida al público en general, a las masas, mientras que el Grafiti lo establecía como un código dirigido a otros writers.

[7] Schiller 2010: 10.

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